Tengo una nota en mi teléfono donde voy apuntando mis palabras preferidas, por un lado, no sé si deba hacer uso de alguna de ellas cuando estoy buscando un nombre para alguna marca o quizá simplemente las tengo para cuando me quedo ideas de escribir en mi libreta de diario, tengo, precisamente también una libreta de diario, no es un diario, es una libreta donde suelo escribir algo diariamente, intento que no sea un diario si no un ejercicio más creativo, un ejercicio para generar ideas de mi trabajo habitual, ya saben, la creatividad es un músculo y hay que ejercitarlo y todo eso o quizá simplemente la tengo para verla de vez en vez y sonreír porque me recuerda algo y quizá por eso me parece bonita.
Entre mis palabras favoritas tengo unas más favoritas que otras, elegir palabras favoritas es un poco ambiguo, no existe un sistema objetivo para medir la calidad de las palabras, no existen parámetros para definir la calidad de las palabras, lo único que tenemos en ocasiones es su historia, su raíz etimológica, pero en ocasiones ni eso te da un sustento para definir si una palabra es buena o mala.
Algo similar sucede con el naming el arte de generar nombres para una marca ya sea de producto, servicio o negocio, sin querer en los últimos años me he especializado dar nombres a las marcas, a menudo me preguntan ¿Cuál es un buen parámetro para elegir un buen nombre? No lo sé, la experiencia me dice que la única manera de conocer si una marca es buena o mala es ver muchas marcas, conocer el mercado, conocer a los competidores y a su contexto en general, es fácil saber cuándo estás frente a una buena marca cuando la tienes en frente, no se trata de ser corta, tampoco es si hace referencia al producto o tampoco es un tema de historia, hay marcas que no cumplen con estos estándares y son buenas.
A diferencia de las marcas, las palabras SÍ tienen una forma estructurada en que son creadas, si son adaptaciones de otros idiomas (como lo es crocante), deben cumplir con ciertas características, si son verbos tienen reglas para esto y para su conjugación, existen, incluso, asociaciones formales para velar que la palabra cumpla con los estándares de una palabra, para el español (castellano), por ejemplo, tenemos la RAE, y existen instituciones similares en diferentes idiomas.
¿Cómo elijo un buen nombre? El naming para mí es un ejercicio más de cantidad que calidad, mi proceso consiste en generar tantos nombres como pueda, luego ya filtramos cuáles son las mejores o las que cumplen con el brief, es más fácil elegir un buen nombre cuando se tiene referencias, cuando se tiene contra quien comparar, ¿Cuándo se elije un gran nombre? Cuando se tiene otro gran nombre para comparar.
Cuando elijo una palabra que me gusta no tengo un criterio definido, hay sonidos que me gustan mucho como el que da la CH, o el de la V, otras ocasiones simplemente porque me gusta su significado y otras porque me gusta su historia, eso sí, casi siempre únicamente guardo palabras en español, pero hay unas que no guardo en mi aplicación de notas y siempre están en mi cerebro, son palabras comodines, palabras que no importa el contexto de la marca que me están pidiendo casi siempre puedes usarlas para combinarlas de forma creativa, porque suenan bonitas, innovadoras o poderosas.
En mi trabajo, es común que existan personas que les interese el mundo del naming sobre todo los más jóvenes, los que tienen tiempo para aburrirse en un trabajo como este, y me piden algunos consejos para empezar a continuación, enlisto algunos consejos para aquellos que quieren ser namers.
- Conviértete en un coleccionista de marcas: en una aplicación de notas o en un editor de textos ve guardando las marcas que te llaman la atención, MUY IMPORTANTE divídelas por categorías, es decir: un documento (o nota) para marcas de alimentos, otro para marcas de café, uno más para despachos creativos, etc., cuando tengas una marca que te guste, colecciónala y guárdala, si puedes guardarla con imagen (logotipo), es una mejor opción, este banco de marcas te va a servir cuando inicies un nuevo proyecto como referencia base.
- Colecciona palabras, guárdalas en una aplicación con su etimología, de donde viene, qué otros usos tienen y cuáles son sus sinónimos.
- Intenta aprender un nuevo idioma: aprender un nuevo idioma, siempre te va a ayudar a conocer cómo se estructuran las palabras cómo se generan relaciones entre las letras y cómo se va formando un idioma, además, de que te dará nuevas palabras algunas de las cuáles pueden ser: comodines.
- Genera un mapa conceptual y ve buscando nuevas palabras que te gusten, piensa cómo te hacen sentir esas palabras, descríbelo en palabras y esas palabras que te gustan, agregalas a tu mapa conceptual.
Por si no lo has notado, crocante es una de mis palabras preferidas, me gusta mucho, porque suena a su significado, hasta este momento, no he podido utilizar crocante en una marca.